miércoles, 29 de mayo de 2013

Y SIGUIÓ LA FIESTA, ALAN RIDING.

 Opinión : Recomendable.

      En Y siguió la fiesta nos encontramos ante un estudio muy completo, pues presta atención a todos y cada uno de los aspectos de la vida cultural parisina, sin permitir que el evidente peso y marchamo ideológico de escritores e intelectuales franceses (Sartre, Camus, Malraux, etc.) o foráneos residentes, nos oculte a actores, pintores, cantantes, gestores de museos, sastres, editores, cineastas, gentes del music-hall o la danza. Pues en esa Capital Mundial de las Artes que fue París, al menos hasta ese momento, todas ellas resultan indisociables, constituyendo esta visión de conjunto muy necesaria.

     El resultado es un volumen plagado de informaciones extraídas de fuentes diversas como  prensa, entrevistas, etc.. ante las cuales es obligada la desmitificación de aquellos años, reconociendo por ejemplo que el ejército nazi permitió efectivamente que los artistas parisinos prosiguieran con sus espectáculos o que incluso se impulsara la tradicional cultura gala bajo el régimen de Vichy. Un libro donde también se analiza espinosos temas como la segura responsabilidad francesa en el drama del Holocausto, la despreocupación y falta de compromiso de Jean Paul Sartre frente a la actitud de Camus o el papel posterior de Aragon como gran inquisidor estalinista, pero que también recoge labores verdaderamente heroicas como la del periodista norteamericano Varian Fry o dolorosos dramas como el de Irène Némirovsky. El expolio tremendo de obras de arte por parte de un Goering voraz, o cómo se cercenó de un modo brutal todo intento de resistencia tras la ejecución de un cadete nazi en el metro de París, ejemplares o bochornosas historias que interesa conocer, convierten este libro en un trabajo certero pero sobre todo equilibrado.
           
       Gracias a los setenta años transcurridos desde la ocupación nazi, en el vecino país galo se pueden revisar con toda seriedad y rigor las distintas actitudes de colaboracionismo y de resistencia frente al regimen nazi, con una postura mas objetivamente historica en contraste claro con el apasionamiento visceral con el que seguimos analizando nuestra propia guerra civil, preludio de aquella otra. Y fruto de ese lavado a conciencia de trapos sucios, es este magnífico ensayo.

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