Opinion : Recomendable.
Persépolis, escrito por una autora
iraní para mí entonces desconocida Marjane Satrapí. Esta novela gráfica, plasmada en blanco y negro y publicada en cuatro
tomos entre los años 2000 y 2003, trata esencialmente de la
autobiografía de la escritora Marjane Satrapí y nos habla de sus
vivencias personales y familiares ocurridas desde 1978 y 1992, no solo
en su ciudad natal, Teherán, sino también en centroeuropa, en Viena más
en concreto. Gracias a sus vivencias, narradas ora de manera irónica y
sentimental, ora de forma cruda, Satrapí se convierte en un testigo de
excepción de los cambios sociales y políticos ocurridos en su país,
Irán, desde la caída del Shá de Persia hasta la instalación y fijación
de una Republica Islámica en donde impera el fundamentalismo religioso
más extremo. Al principio vemos a la protagonista siendo una niña que
vive en una familia de clase media alta y que tiene la suerte de ser
criada por unos padres y una abuela de ideas liberales que está en
contra del gobierno del Shá. La familia, en concreto, tiene razones para
luchar desde la política contra el tirano dirigente pues el bisabuelo
de la pequeña Marji fue el último rey de la dinastía persa de los
Qadjar.
Mediante el trazo negro y
el fondo blanco de la esperanza Marjane Satrapí hace un viaje a través
de la Revolución que derrocó al Shá, la represión y la violación de
derechos humanos vividos en los comienzos más dramáticos del gobierno de
Jomeini y la Guerra entre países vecinos Irán-Irak. Muerte, desolación,
ruinas y sin sentidos fundamentalitas son los que imperan en esa
sociedad y la autora despliega a través de ellos una impresionante
fresco de cómo era la sociedad iraní de finales del siglo XX. Satrapí es
el mejor reflejo y contraste entre dos mundos, pues por un lado tiene
en Oriente un pie metido en un país lleno de tristes mártires por la
revolución, telas negras que ocultan la esencia femenina, y un
puritanismo hipócrita; mientras que por otro lado su ser esta anclado en
Occidente en un mundo nihilista y que todo el rato mira con recelo
hacia aquel otro lado imbuido en una religiosidad desgarradora.
«En tu vida conocerás muchos tontos. Si te hacen daño, recuerda que
es porque son estúpidos. No respondas a su crueldad. No hay nada peor
que la amargura y la venganza. Muestra tu dignidad y tu integridad».
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