martes, 14 de mayo de 2013

EL TANGO DE LA VIEJA GUARDIA, ARTURO PÉREZ-REVERTE.

Opinión : Aceptable.

          El tango de la Guardia Vieja es, básicamente, la historia de amor entre sus dos protagonistas: Max Costa y Mecha Inzunza. Una historia de amor divida en tres partes. Una primera en la que el amor surge, se consuma y acaba. Una segunda con un apasionado reencuentro y una huída. Y una tercera con un nuevo reencuentro veintinueve años después. A cada parte se suman, a ese argumento principal y vertebrador, tres elementos en tres escenarios diferentes. En la primera es el tango, un trasatlántico y Buenos Aires; en la segunda es Niza y un asunto de espionaje con la Guerra Civil española de fondo; y en la tercera la bahía de Nápoles y un campeonato de ajedrez. Las tres partes componen un ordenado viaje en el tiempo en el que se van mezclando pasado y presente para que conozcamos completamente toda la historia. Un estructura narrativa que es, sin duda, otro acierto de Pérez Reverte.

         El personaje de Max Costa, bailarín, guapo, seductor, gigoló y ladrón de guante blanco, que vivió la buena vida y acaba como chófer con gorra de plato. Acertada y tremendamente atractiva es la parte que tiene al tango como co-protagonista. Un personaje capaz de un último gesto poético coherente con él, pero en el que Pérez Reverte cae en la sobreactuación. Ese final del hombre con los bolsillos vacíos que se aleja silbando El hombre que desbancó Montecarlo es el mismo que el de un anuncio de un coche con nombre de deporte para nuevos ricos

No hay comentarios:

Publicar un comentario