Opinión : Muy recomendable.
París de Edward Rutherfurd es una
brillante historia, perfectamente narrada, con todos los condimentos a
los que nos tiene acostumbrado este escritor, pero sin por esto opacar
ese encanto parisino que atrajo a toda Europa y al resto del mundo
durante siglos. En este libro nos encontraremos con historias de pasiones desmedidas, amores no correspondidos, lealtades
separadas y secretos que se acumulan en el fondo de la memoria de una
ciudad que ha visto cada etapa de Europa desfilar ante ella. Iglesias
como la de Notre Dame, esa magnífica creación humana como ofrenda al
gran creador, las terribles maquinaciones del cardenal Richelieu y
sangrienta violencia de la gran Revolución Francesa son sólo algunos de
los escenarios que visitaremos en esta ciudad. Pero también la cultura y
el arte ha encontrado su lugar aquí y han pasado los más importantes
compositores y escritores. El famoso París del siglo XIX ha sido la cuna
del arte europeo sin duda alguna y este libro nos llevará a conocer las
principales figuras que fueron los protagonistas: ya sean alemanes,
ingleses, italianos, rusos o franceses todos pasaron por esa especie de
meca. París nos muestra una brillante ciudad, pero sin dejar de
recordarnos que también ha sido el origen de algunos de los momentos más
negros de la historia europea.
Edward Rutherfurd logra tejer un
mosaico increíble de épocas, actores y acontecimientos tan disimiles que
parece ser tarea no sencilla el mostrarlos con la maestría con que el
autor lo hace. Una joya para acompañar otros volúmenes del autor. Edward Rutherfurd es autor de varios libros y muchas
novelas históricas como Nueva York o Londres, siendo este libro uno de
los más esperados. Ha sido galardonado con importantes premios y es una
autor que nunca deja de sorprender.
" El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes Saavedra.
martes, 29 de octubre de 2013
lunes, 21 de octubre de 2013
MIL GRULLAS, YASUNARI KAWABATA.
Opinión : Recomendable.
La novela Mil Grullas deYasunari Kawabata, ganador del
Premio Nobel, gira en torno a un evento
lleno de importancia para los japoneses: la ceremonia del té. Kikuji, el
personaje masculino principal, es invitado por la mujer con la mancha oscura en
su pecho, Chikako. Inamura, la joven que le quieren presentar a Kikuji, la
señora Ota y su hija, también se citan en la primera reunión alrededor de
esta infusión. Servir el té, utilizar utensilios que son
verdaderas obras de arte que siguen se suceden de generación en generación como
una suerte de trono monárquico, reunirse en el presente y dejar que el pasado
se instale en el ambiente que flote. La novela de Kawabata fluye en un ambiente
nostálgico, en una casita de jardín donde se acercan Chikako como la villana y
celestina, dos roles que le sientan perfecto y que sabe llevar con auténtica
naturalidad, combinando la imagen misteriosa que persigue a Kikuji.
La señora Ota y su hija son el dúo que lava
culpas, que se acerca al huérfano Kikuji. Y entre las visitas que se alternan,
se revelan los secretos de su padre, de las conexiones que existen entre todos
ellos y que conducen a Kikuji, cargándolo con el pasado y presionándolo para
decidir su futuro. Este autor japonés descubre con una prosa casi
poética la cultura japonesa y la importancia que tienen los ancestros en la
vida cotidiana. Es un placer leerlo, su escritura es tan agradable que
dispara nuestra imaginación y nos hunde en un estado de ánimo que sabe
acompañar perfectamente su lectura.
lunes, 14 de octubre de 2013
EL FIEL RUSLÁN, GUEORGUI VLADÍMOV.
Opinión : Recomendable.
En 1978 se publicaba en Alemania la novela El fiel Ruslán del Georgui Vladímov, cuyo cuento "Los perros" no pudo publicarse en 1965 debido a su contenido político y circuló de manera clandestina a lo largo de más de una década. Adoptando el punto de vista del perro para explicar la inhumanidad del sistema soviético, la narración parte de una situación que se produjo en la Unión Soviética a finales de los años cincuenta, cuando los cambios introducidos por el dirigente Nikita Jruschov permitieron la liberación de millones de prisioneros y el desmantelamiento de parte del sistema soviético de los campos de trabajo. La historia arranca con la imagen de Ruslán, un perro guardián que ha pasado la vida en un campo de trabajo del Gulag soviético, un perro “del todo normal, hijo legítimo de ese perro primitivo al que el miedo a las tinieblas y el odio a la luna habían empujado al fuego que ardía ante la caverna del hombre, obligándolo a sustituir la libertad por la fidelidad”. El animal se ha limitado hasta el momento a cumplir con el deber y, movido por agradar al Servicio, obedece a su amo, un hombre despiadado y sin escrúpulos que, al igual que Ruslán, es un eslabón más de la cadena amo-esclavo a partir de la cual se constituye el Partido. Habituados a seguir órdenes, los perros guardianes deben hacerse cargo de su libertad de manera repentina. De la noche a la mañana, los campos se vacían y los guardias, a quienes aman y obedecen incondicionalmente, ya sea movidos por el amor o por el miedo a recibir un castigo o un disparo letal, los abandonan a su suerte. Es en ese punto donde la libertad y la toma de decisiones se despliegan como un horizonte gélido e inabarcable frente a la confundida y desconcertada mirada de Ruslán, figura en la que se condensan la duda, el estupor y la incomprensión. Acorralando la mirada alucinada del animal, están la nostalgia y el recuerdo del campo de trabajo en el que el sabueso desempeñaba una función clave a la hora de escoltar a los prisioneros y de encontrar y capturar a aquellos infelices que se aventuraban a probar el sabor amargo de una fuga frustrada.
En 1978 se publicaba en Alemania la novela El fiel Ruslán del Georgui Vladímov, cuyo cuento "Los perros" no pudo publicarse en 1965 debido a su contenido político y circuló de manera clandestina a lo largo de más de una década. Adoptando el punto de vista del perro para explicar la inhumanidad del sistema soviético, la narración parte de una situación que se produjo en la Unión Soviética a finales de los años cincuenta, cuando los cambios introducidos por el dirigente Nikita Jruschov permitieron la liberación de millones de prisioneros y el desmantelamiento de parte del sistema soviético de los campos de trabajo. La historia arranca con la imagen de Ruslán, un perro guardián que ha pasado la vida en un campo de trabajo del Gulag soviético, un perro “del todo normal, hijo legítimo de ese perro primitivo al que el miedo a las tinieblas y el odio a la luna habían empujado al fuego que ardía ante la caverna del hombre, obligándolo a sustituir la libertad por la fidelidad”. El animal se ha limitado hasta el momento a cumplir con el deber y, movido por agradar al Servicio, obedece a su amo, un hombre despiadado y sin escrúpulos que, al igual que Ruslán, es un eslabón más de la cadena amo-esclavo a partir de la cual se constituye el Partido. Habituados a seguir órdenes, los perros guardianes deben hacerse cargo de su libertad de manera repentina. De la noche a la mañana, los campos se vacían y los guardias, a quienes aman y obedecen incondicionalmente, ya sea movidos por el amor o por el miedo a recibir un castigo o un disparo letal, los abandonan a su suerte. Es en ese punto donde la libertad y la toma de decisiones se despliegan como un horizonte gélido e inabarcable frente a la confundida y desconcertada mirada de Ruslán, figura en la que se condensan la duda, el estupor y la incomprensión. Acorralando la mirada alucinada del animal, están la nostalgia y el recuerdo del campo de trabajo en el que el sabueso desempeñaba una función clave a la hora de escoltar a los prisioneros y de encontrar y capturar a aquellos infelices que se aventuraban a probar el sabor amargo de una fuga frustrada.
miércoles, 9 de octubre de 2013
LA TEORÍA DEL VASO DE AGUA, JAVIER MENÉNDEZ LLAMAZARES.
Opinion : Aceptable.
El mayo del 68 dio para tanto que hasta hoy siguen llegándonos los ecos de una revuelta que quiso sentar las bases de un cambio y, como se dice en un momento de esta magnífica novela, muchos de los melenudos y díscolos jóvenes que protestaron, son ahora los que ocupan muchos de los cargos políticos de una Europa que deseaba otros aires. Eran los días de las dos Alemanias, de la Guerra fría, del amor libre y del cuestionamiento de todo lo establecido; quizá no haya época más contestataria y beligerante que esa y es allí donde se desarrolla la historia de una joven, Carmen Arruti que debido a un desliz termina desplazada por sus padres, como castigo, a Berlín, queriendo alejarla de “tentaciones”, sin saber que la estaban mandando al centro mismo de la lucha contra todo lo establecido. Menéndez Llamazares tiene una virtud en su escritura: es muy transparente. Todo el tiempo de documentación, los detalles de aquella época, las distintas corrientes del movimiento, el pensamiento de la época, no consiguen enmarañar la trama. Dosificados y diluidos en la acción de la novela, a modo de un preciso cocinero, con buena mano para la sazón, el autor consigue que disfrutemos de una historia en la que todo contribuye a su desarrollo. Los capítulos llevan por título las consignas de la época o frases de discursos de todos los protagonistas de la época: políticos, policías, facciones de diverso pelaje. Frases que por su contundencia se ajustan como una puerta para que el lector, al arrancar la lectura de los mismos, se encuentre con la misma frase: “si hemos de creer a nuestro hombre…” sumergiéndonos en la idea de estar siguiendo las pesquisas y la lectura de los informes del caso de Erika la roja, sobre cuya identidad se investiga, si corresponde o no, con la de nuestra protagonista.
La teoría del vaso de agua cuenta con unos personajes para recordar siempre. Tanto Carmen como Jan Böttcher que la interroga, pasando por Jimmy, su novio o Elke y Silke y los personajes secundarios llamados directamente desconocido uno, dos o tres, canalizan una historia que mezcla las ideas y los ideales, la libertad y el radicalismo social, el humor y el amor como solución de unos conflictos que hoy siguen latiendo en el corazón de tantos indignados. Clásicos de la época que con sus letras contribuyeron a prender ese fuego que fue el 68, forman parte de la banda sonora de esta excelente novela que, como ya hemos dicho trae a la actualidad una época que quiere volver pero sin el brillo de aquellos años en los que todos soñaban con cambiar el mundo.
El mayo del 68 dio para tanto que hasta hoy siguen llegándonos los ecos de una revuelta que quiso sentar las bases de un cambio y, como se dice en un momento de esta magnífica novela, muchos de los melenudos y díscolos jóvenes que protestaron, son ahora los que ocupan muchos de los cargos políticos de una Europa que deseaba otros aires. Eran los días de las dos Alemanias, de la Guerra fría, del amor libre y del cuestionamiento de todo lo establecido; quizá no haya época más contestataria y beligerante que esa y es allí donde se desarrolla la historia de una joven, Carmen Arruti que debido a un desliz termina desplazada por sus padres, como castigo, a Berlín, queriendo alejarla de “tentaciones”, sin saber que la estaban mandando al centro mismo de la lucha contra todo lo establecido. Menéndez Llamazares tiene una virtud en su escritura: es muy transparente. Todo el tiempo de documentación, los detalles de aquella época, las distintas corrientes del movimiento, el pensamiento de la época, no consiguen enmarañar la trama. Dosificados y diluidos en la acción de la novela, a modo de un preciso cocinero, con buena mano para la sazón, el autor consigue que disfrutemos de una historia en la que todo contribuye a su desarrollo. Los capítulos llevan por título las consignas de la época o frases de discursos de todos los protagonistas de la época: políticos, policías, facciones de diverso pelaje. Frases que por su contundencia se ajustan como una puerta para que el lector, al arrancar la lectura de los mismos, se encuentre con la misma frase: “si hemos de creer a nuestro hombre…” sumergiéndonos en la idea de estar siguiendo las pesquisas y la lectura de los informes del caso de Erika la roja, sobre cuya identidad se investiga, si corresponde o no, con la de nuestra protagonista.
La teoría del vaso de agua cuenta con unos personajes para recordar siempre. Tanto Carmen como Jan Böttcher que la interroga, pasando por Jimmy, su novio o Elke y Silke y los personajes secundarios llamados directamente desconocido uno, dos o tres, canalizan una historia que mezcla las ideas y los ideales, la libertad y el radicalismo social, el humor y el amor como solución de unos conflictos que hoy siguen latiendo en el corazón de tantos indignados. Clásicos de la época que con sus letras contribuyeron a prender ese fuego que fue el 68, forman parte de la banda sonora de esta excelente novela que, como ya hemos dicho trae a la actualidad una época que quiere volver pero sin el brillo de aquellos años en los que todos soñaban con cambiar el mundo.
lunes, 7 de octubre de 2013
LA INVENCIÓN DEL AMOR, JOSÉ OVEJERO.
Opinión : Aceptable.
La historia de Samuel, el protagonista de esta nueva y singular novela de José Ovejero, La invención del amor
(2013), nos sumerge en una truculenta ficción a la que se irán sumando una variedad de
personajes que configurarán una peculiar y compleja visión de la
conflictividad psicológica humana.
Samuel se ve obligado a inventar sus momentos, tanto privados como
cotidianos, con su amante, y añadir algunas de las vivencias que nunca
se produjeron, toda una sucesión de mentiras que hacen cambiar su
percepción de la vida y de quienes estuvieron cerca de ella, al tiempo
que el narrador va describiendo los momentos íntimos del protagonista
junto a una mujer que nunca conoció. Todo esto obedece a una simple
cuestión: satisfacer la curiosidad de Carina, la hermana de la
desaparecida Clara, que parecía conocer a Samuel a través de un
desdibujado retrato. Ovejero traza un amplio retrato
psicológico de la individualidad del triángulo amoroso, además de otros
que se van sumando a la escena y proporcionan al lector un auténtico
disfrute narrativo porque completa sus observaciones
existenciales con una variedad de asuntos y perspectivas que conforman
la densidad de la novela, la identidad, las relaciones familiares y
amistosas, el miedo y la mentira, incluso el hastío en el trabajo que
muestran muchos de los planteamientos que inciden en nuestro cotidiano
existir y se traducen en un patetismo con ciertos tintes de una irónica
visión de las cosas, y de un marcado humorismo que deviene, según se
mire, en cierta comicidad para afrontar las anécdotas y situaciones a
que se ve sometido Samuel, su protagonista; en realidad, un ser de lo
más perplejo, profundamente irresoluto en medio de una sociedad que ha
cambiado sus hábitos de conducta, se aleja de una auténtica visión
idealista y, sobre todo, de una voluntad creadora que exhibe una nueva
estirpe la sociedad contemporánea: el antihéroe. Ovejero profundiza con su escritura en el alma humana,
ofrece una magnífica visión de una realidad, y deja una pequeña puerta
abierta al optimismo, porque al final de la novela el autor pretende
redimir a su personaje empeñándolo en la esperanza de una entrega, ahora
frente a una no menos atribulada Carina.
jueves, 3 de octubre de 2013
LA GRAN TRILOGÍA, GREGOR VON REZZORI.
Opinión : Muy recomendable.
Es toda una casualidad conocer la historia de un tipo centroeuropeo con ínfulas
de artista que en el escenario de los años 30 del siglo pasado, narra
sus idas y venidas profesionales y amorosas mientras el mundo que le
rodea sufre duras convulsiones. Los judíos comienzan a ser vistos como
codiciosas y molestas alimañas extranjeras, y el narrador, cuyo
flagrante antisemitismo es más por herencia que por convicción, sufre
sobremanera cuando se encapricha de mujeres hebreas o se echa coleguitas
de la misma y odiada raza. Von
Rezzori, pese a ser un hombre del siglo XX, escribe como un
decimonónico. La calidad
literaria de su obra es muy alta, los datos históricos y las reflexiones que regala a los lectores, muy
interesantes. Eso sí, uno puede llegar a marearse de la cantidad de
nombres de regiones, pueblos y razas que a menudo cita el autor para
explicar odios, enemistades, fundiciones y refundiciones varios
acaecidos en el corazón de Europa durante siglos, pero degustándolo poco
a poco, Memorias de un antisemita resulta un libro fascinante. Me gusta, sobre todo, cómo el autor cuenta el affaire de su
¿alter ego? con una madura tendera judía, cómo describe a esa
mujer morena y orgullosa que se sitúa en las antípodas del ideal
femenino que busca su amante... Y qué bien explica el conflicto que se
da en el interior del joven, ya que tiene asumido que no puede
enamorarse de una hebrea... Algo parecido le sucede con otra amante
judía, ésta más joven y rebelde, y cuando entran en juego amigos o
conocidos defensores de lo ario, los diálogos y las situaciones que teje
von Rezzori son inolvidables. En resumen: un libro muy recomendable. No sólo por ser un digno friso
histórico de una época llena de pasiones y claroscuros, sino porque su
escritor, Gregor von Rezzori, es uno de esos artesanos de la palabra que
tanto se echan de menos en la actualidad.
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