La novela Mil Grullas deYasunari Kawabata, ganador del
Premio Nobel, gira en torno a un evento
lleno de importancia para los japoneses: la ceremonia del té. Kikuji, el
personaje masculino principal, es invitado por la mujer con la mancha oscura en
su pecho, Chikako. Inamura, la joven que le quieren presentar a Kikuji, la
señora Ota y su hija, también se citan en la primera reunión alrededor de
esta infusión. Servir el té, utilizar utensilios que son
verdaderas obras de arte que siguen se suceden de generación en generación como
una suerte de trono monárquico, reunirse en el presente y dejar que el pasado
se instale en el ambiente que flote. La novela de Kawabata fluye en un ambiente
nostálgico, en una casita de jardín donde se acercan Chikako como la villana y
celestina, dos roles que le sientan perfecto y que sabe llevar con auténtica
naturalidad, combinando la imagen misteriosa que persigue a Kikuji.
La señora Ota y su hija son el dúo que lava
culpas, que se acerca al huérfano Kikuji. Y entre las visitas que se alternan,
se revelan los secretos de su padre, de las conexiones que existen entre todos
ellos y que conducen a Kikuji, cargándolo con el pasado y presionándolo para
decidir su futuro. Este autor japonés descubre con una prosa casi
poética la cultura japonesa y la importancia que tienen los ancestros en la
vida cotidiana. Es un placer leerlo, su escritura es tan agradable que
dispara nuestra imaginación y nos hunde en un estado de ánimo que sabe
acompañar perfectamente su lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario