Opinión : Aceptable.
Hanmouth es una ciudad ficticia, situada por Philip Hensher en el condado de Devon. Según nos cuenta el autor, este núcleo urbano está situado cerca de un pintoresco estuario y sus habitantes viven tranquilos, lejos del agobio de la gran ciudad, en unas carísimas y preciosas casas, en las que también se reúnen para hablar sobre arte, comentar libros o demostrarse los unos a los otros que son mejores que sus vecinos. Pero, como ésta no es una novela policiaca, el caso de la niña desaparecida pronto deja de tener importancia y Hensher se dedica a diseccionar la vida de todas esas personas que, aparentemente, disfrutan de su existencia en Hanmouth: los dueños de la tienda de quesos, el matrimonio al que ahogan las deudas y sin embargo sigue gastando dinero a espuertas para aparentar que todo va bien, el cabecilla de la patrulla vecinal, que no descansará hasta que cada rincón de la ciudad luzca una cámara de seguridad. Gracias a la estupenda caracterización de los personajes y al sentido del humor con el que viste la novela, el autor hace un ácido y divertido retrato de esta comunidad, en la que nadie es lo que aparenta y todos tienen muchos secretos que ocultar. A pesar de sus casi quinientas páginas, El rey de los tejones se lee rápido, y se disfruta muchísimo.
Hanmouth es una ciudad ficticia, situada por Philip Hensher en el condado de Devon. Según nos cuenta el autor, este núcleo urbano está situado cerca de un pintoresco estuario y sus habitantes viven tranquilos, lejos del agobio de la gran ciudad, en unas carísimas y preciosas casas, en las que también se reúnen para hablar sobre arte, comentar libros o demostrarse los unos a los otros que son mejores que sus vecinos. Pero, como ésta no es una novela policiaca, el caso de la niña desaparecida pronto deja de tener importancia y Hensher se dedica a diseccionar la vida de todas esas personas que, aparentemente, disfrutan de su existencia en Hanmouth: los dueños de la tienda de quesos, el matrimonio al que ahogan las deudas y sin embargo sigue gastando dinero a espuertas para aparentar que todo va bien, el cabecilla de la patrulla vecinal, que no descansará hasta que cada rincón de la ciudad luzca una cámara de seguridad. Gracias a la estupenda caracterización de los personajes y al sentido del humor con el que viste la novela, el autor hace un ácido y divertido retrato de esta comunidad, en la que nadie es lo que aparenta y todos tienen muchos secretos que ocultar. A pesar de sus casi quinientas páginas, El rey de los tejones se lee rápido, y se disfruta muchísimo.
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