miércoles, 22 de enero de 2014

LA CHICA DE NUEVA INGLATERRA, SHERWOOD ANDERSON.

Opinión : Recomendable.

      Los trece relatos que componen, La chica de Nueva Inglaterra (2013), en su mayor parte inéditos en castellano y extraídos de la obra El triunfo del huevo (1921), nos muestran lo mejor de Anderson, un haz de sentimientos complejos, conformados con un estilo sencillo y frente a un conformismo social de época. Sus historias se pueblan de ternura por los personajes que se asoman a sus páginas, que en cierta manera parecen inmersos en la violencia de la industrialización americana, y se convierten en almas desconcertadas que deambulan por este mundo de una manera fugaz e imprevisible. Muestra, en la mayoría de sus cuentos, una visión compasiva de la humanidad y siente especial interés por las clases más desfavorecidas: mujeres, niños, ancianos, minorías y, sobre todo los negros. Aunque muchos de ellos aparecen como seres anodinos, tan conformistas como obsesivos, y en la mayoría de estos relatos dan voz a rostros deseosos de que alguien cuente algo sobre sus intrascendentes vidas. Ellos se convierten en los antihéroes de una existencia que se muestran con total crudeza, sin paliativos y a la vez conmovedora. Actúan libremente, ajenos al autor, y en muchas ocasiones las historias no terminan felizmente. Destacar, en este volumen, un puñado de pequeñas obras maestras: “Quiero saber por qué”, “La otra mujer”, “El huevo”, o “La chica de Nueva Inglaterra”, que da título al conjunto, porque en todos ellos los narradores protagonistas se sinceran, y afirman tanto lo que dicen, como lo que ocultan. Se exponen ante el lector con una ingenuidad conmovedora, y se anteponen delante sus historias aunque no sepan exactamente qué es lo que revelan con ellas.

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