jueves, 4 de abril de 2013

EJEMPLARIDAD PUBLICA, JAVIER GOMÁ.

Opinión : Muy recomendable.

           Este libro propone la ejemplaridad como principio organizador de la democracia moderna y estudia además la especial ejemplaridad en la que incurren funcionarios, políticos y, en las monarquias parlamentarias, la figura del rey. Ejemplaridad publica se propone entre otras cosas, una reforma de la vulgaridad, Javier Gomá comienza su ensayo estableciendo unos principios básicos, igualdad y libertad, que constituyen los pilares básicos de nuestras sociedades occidentales. No hay vuelta atrás, ya que es impensable que en nuestro mundo actual triunfen políticas de corte retrogrado o fascista. el hombre occidental nace y crece demócrata e igualitario, la aristocracia y las demás elites poderosas pasaron a la historia o se han trasformado de forma radical. La responsabilidad del ejemplo concierne a todos los hombres por igual, pues vivimos en una red de influencias mutuas de la que no podemos escapar, pero es indudable que esa responsabilidad pesa especialmente en las personas publicas.

         El nihilismo que proclamo la muerte de Dios y que aun pugna por extinguir la idea de trascendencia, nos dejo un legado que es la "finitud". De modo que nos encontramos en un mundo en el que la igualdad y la finitud triunfan por doquier, este binomio posibilito la prevalencia de las masas, las cuales quieren tener siempre razón e imponer sus gustos, pero cuidado masa es igual a vulgaridad, aunque vulgaridad en un sentido positivo antes que peyorativo. Constatada esta realidad el autor se pregunta si la innegable y reinante vulgaridad ha de asociarse siempre al mal gusto o ala falta de guias solidos y ejemplares, así como a la ausencia de un destino y de un aprecio por la tradición, auténticos males de nuestro tiempo. es propio de la masa la constante novedad, el perpetuo infantilismo autocomplaciente, la subjetiva inmersión en un estadio estético sin compromiso con una ética cívica y una trascendencia existencial. Y en otro plano, ¿ sera lo mismo que nos gobierna una clase política corrupta que unos gobernantes ejemplares ? ¿ seria posible una reforma de la vulgaridad ?...




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